Un rostros perfecto desde el interior

«Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte! Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:
– ¿Cómo es una cara perfecta?
– Una que tenga un gran pico – respondieron los pájaros.
– No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La cara perfecta está llena de hojas.
– Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una cara perfecta, tú llénala de colores.
Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla!
Y pensando en la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba los días llorando.
– Yo solo quería una cara que le gustara a todo el mundo- decía-. Y mira qué desastre.
Un día, una nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él:
– ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos arreglarte un poco.
Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta.
– No importa- dijo el muñeco al despedirse- has sido una amiga estupenda.
Y le dio un abrazo tan grande, que la nube sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo:
– ¡Esa! ¡Esa es la cara que quiero! ¡Es una cara perfecta!
– ¿Cuál dices? – preguntó la nube extrañada – Pero si ahora no he hecho nada…
– Que sí, que sí. Es esa que pones cuando te doy una abrazo… ¡O te hago cosquillas! ¡Mira!
La nube se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces por encima de picos, pelos, colores y hojas.
Y, efectivamente, aquella cara era la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamás».
 
Y esa precisamente es la clave de la verdadera belleza… saber alimentarla para estimular el interior.
 
Más allá de lo que pueda expresar  sobre tu personalidad, el rostro a diario transmite información acerca de tu estado de ánimo y salud.
 
Nuestras caras no son exclusivamente fruto de la biología… Factores que nos influyen de forma mecánica cada día, obligan a preguntarnos:

¿Qué cuenta mi rostro acerca de mí?
 
Los trastornos alimentarios, el estrés y un descanso insuficiente son factores que afectan directamente al estado de la piel, reflejando cansancio, debilitando su estructura y favoreciendo la flacidez y el envejecimiento cutáneo prematuro.

Y aunque puedes encontrar muchas propuestas en el mercado para mejorar tu aspecto y devolverte «una gran sonrisa», hoy te proponemos una de ellas: el fotorejuvenecimiento facial.

¿En qué consiste?
 
El fotorejuvenecimiento es un tratamiento facial no invasivo, indoloro y sin efectos secundarios, que a través de una fuente lumínica (o luz pulsada intensa) proyectada sobre la superficie de la piel, consigue recuperar su belleza natural, estimular los fibroblastos(*), y favorecer la regeneración celular de rostro, cuello y escote.

(El fibroblasto es la célula más común y menos especializada del tejido conjuntivo. Se encarga de la síntesis y mantenimiento de la matriz extracelular y presenta gran capacidad para diferenciarse dando lugar a otros tipos celulares más especializados del tejido conjuntivo)
  • Aumenta el colágeno y la elastina, propiciando que las pieles dañadas por agentes externos se vean renovadas y rejuvenecidas con una piel más uniforme y luminosa.
  • Disminuye el tamaño del poro.
  • Minimiza las arrugas.
  • Unifica la pigmentación.
Este tratamiento puede ser realizado sobre pieles bronceadas, con la precaución de evitar la exposición solar directa durante al menos 2 semanas.

Asimismo, un correcto cuidado en domicilio siguiendo las prescripciones de tu esteticista, sin duda aumentará la eficacia de este innovador tratamiento.

«Saber envejecer es la obra maestra de la vida, y una de las cosas más difíciles en el arte dificilísimo de la vida»
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